Biografía Intelectual

Raymundo Vázquez Soberano

Como un oxímoron, la colección garantiza la presencia de tiempos pasados y, a la vez, los conmueve o los agrieta. En primer lugar, porque el coleccionista sabe que no existe un momento final en el que la colección puede considerarse completa: no hay terminación ni línea de llegada. Por el contrario, cada pieza que se agrega a la colección pone de manifiesto que ese vacío que acaba de llenarse es prueba de que existe otros vacíos.

Beatriz Sarlo.

 

Biografía intelectual de Francisco J. Santamaría

Francisco J. Santamaría. profesor y abogado. Francisco J. Santamaría, nació en Tabasco el 10 de septiembre de 1889, en el pueblo de Cacaos perteneciente a la municipalidad de Jalapa, así lo refirió el 22 de junio de 1932 en Memorias, acotaciones y pasatiempos. Ese día había sido malo para él, ya que, al bajar de un tranvía a las ocho de la noche, viniendo de su biblioteca, había sufrido una caída y un golpe contundente, debido a que el tranvía arrancó en el momento en que él ponía pie en tierra propiciando que cayera, golpeándose la cabeza, a causa del impactó perdió el conocimiento por unos segundos e interpretó el acontecimiento como el anuncio de la vejez[1]. Recordó  su infancia en la hacienda San Joaquín propiedad de su tío Sebastián Santamaría, a la que llegó luego de que su madre se trasladara del pueblo de Cacaos a San Joaquín, una de sus diversiones consistía en cantar sentado en una hamaca con las piernas estiradas y los brazos tendidos, agarrándose a ambos lados de la horilla de la hamaca, dándose largas mecidas a empujones del suelo  con las puntas de los pies.[2]  Sin embargo,  ese periodo fue fugaz,  pronto se trasladó a la villa de Macuspana para iniciar su instrucción elemental, cursando en esa localidad hasta el cuarto grado, por lo que él se consideraba hijo adoptivo del municipio de Macuspana. Luego, mediante estudios realizados por iniciativa propia en 1903 se trasladaría a la ciudad de San Juan Bautista, capital del estado de Tabasco, para sustentar a título de suficiencia los exámenes de 5º y 6º de instrucción elemental en la Dirección General de Educación.[3]

En enero de 1959 comenta en sus Memorias, acotaciones y pasatiempos que ingresó al Instituto Juárez el 1º septiembre de 1903, para cursar el primer año de preparatoria y fue alumno hasta 1912 en que se recibe como abogado y “[…] seguí concurriendo a él como catedrático, primero, i por último como director, hasta fines de agosto de 1916, en que salí definitivamente de Tabasco.

Trece años justo
Bajo la sombra
Del Instituto,
Pero ¡Qué bruto!
(Como decimos
En vez de mucho
Los tabasqueños).”
[4]

Al iniciar su primer año de preparatoria su situación era verdaderamente precaria, aun así, sus calificaciones en matemáticas fueron excelentes, demostrando además gran afición por la lectura. Estas cualidades le favorecieron y cuando cursaba el segundo año de preparatoria, como distinción a su excelencia, le fue conferida la cátedra de matemáticas, así como la de Geografía en el Instituto Juárez. Su nombramiento como profesor, lo motivó a involucrarse en las actividades cívicas del Instituto; en marzo de 1906 participó en el programa de los festejos dedicados al nacimiento de Benito Juárez García con el poema “A Juárez”, entonces figuraba como estudiante de la carrera de profesor en educación primaria y superior, director de la escuela Porfirio Díaz y profesor de Geografía de la Escuela Secundaria.[5] En 1907 participa en el programa para conmemorar un aniversario más del 27 de febrero de 1864 con un discurso en representación del Instituto Juárez; en septiembre del mismo año, representa otra vez, al Instituto Juárez en la celebración del natalicio del general Porfirio Díaz, presidente de la República y la iniciación de la Independencia Nacional con un discurso.[6]

Para entonces, ya poseía una cantidad significativa de libros que de manera discreta conforme el tiempo transcurre incrementa. De manera similar su interés por publicar empieza a nacer en él; en 1907 se decide a imprimir su primer libro, Apuntes de Geometría Elementales de Dibujo Lineal, publicado en la Ciudad de México por la casa Bouret; los gastos de la edición corrieron por su cuenta. El libro fue aceptado entre los estudiantes de educación elemental. Con los recursos obtenidos por las ventas de su primer texto, y sus ingresos como docente tiene la posibilidad de llevar una vida más holgada. En agosto de 1908 defiende su tesis La pedagogía y el magisterio en Tabasco[7] ante el jurado calificador para obtener su título de profesor en educación primaria y superior. Habiendo obtenido el título referido, con excelentes calificaciones, decidió estudiar la carrera de abogado, inscribiéndose en el primer año de Derecho, realizó la carrera sin dejar de ejercer el magisterio.

Era un muchacho que gracias a su dedicación al estudio y perspicacia publicaba en la mayoría de los periódicos y revistas de la ciudad y gozaba ya de cierta reputación en San Juan Bautista, entonces ya disfrutaba de una biblioteca compuesta por más de 300 volúmenes y con la confianza adquirida de la aceptación de su primer libro, en 1910 publica su segunda obra: Apuntes de Geografía General al respecto Santamaría refiere: “[…] Es un verdadero texto incipiente con deficiencias enormes; pero con ello y todo ha sido buena guía para los estudiantes de mi Estado, no solo en la primaria, sino aun en la Preparatoria, con lo cual estoy satisfecho, a pesar de la indiferencia y el desprecio de todos los gobiernos.”[8]

Por entonces también publicó un texto de educación cívica, un Problemario aritmético geométrico razonado, Apuntes de geografía general y La geografía de Tabasco.[9] La manera positiva en que sus publicaciones fueron recibidas por el público, lo motivó a preparar en 1911 una edición corregida y aumentada de su primer libro, ahora con el título Apuntes generales de geometría elemental i dibujo lineal. Arreglados especialmente para el cuarto año de enseñanza primaria y de acuerdo con el programa de la ley vigente. La parte de geometría viene en forma de resúmenes, bajo el sello editorial de la Librería de la Vda. de Ch. Bouret.

Los tiempos difíciles habían quedado atrás, su situación económica y reconocimiento social estaban en ascenso al igual que el acervo de su biblioteca particular. Era director de la escuela superior Manuel Romero Rubio, impartía cátedra en el Instituto Juárez y tenía una activa participación en la Dirección General de Instrucción Pública Primaria del Estado al lado de otros profesores como Josefina Ochoa, Ana Galguera, Gil Segundo Gil, Marina Cortazar, Cándida Castro, Nicolás Cortazar, Arnulfo Giorgana, Manuel Correa, Fernando Gonzalí entre otros.[10] Como maestro su obra marcó una huella profunda en el medio educativo anémico de la provincia tabasqueña, no sólo por sus obras escritas, sino también por la numerosa legión de alumnos brillantes que formó, llegando a adquirir un elevado prestigio entre los estudiantes como educador enérgico, vigoroso y culto.

Fue durante esta época que inició su incursión en asuntos relacionados con la política. En 1911 forma parte del Colegio Electoral por la quinta circunscripción que comprendía la municipalidad de Centro.[11] Al año siguiente obtuvo el título de abogado con la tesis El artículo 91. (Los Magistrados deben ser abogados), se enfocó en el ejercicio de la abogacía, aunque esta actividad no fue obstáculo para continuar con su pasión bibliófila.

  En medio de un clima tenso, fue electo 1º Síndico propietario del Ayuntamiento del municipio de Centro para el año de 1913.[12] Continúa con sus actividades docentes y las de abogado llevando algunos casos como apoderado jurídico de Andrés González Aguilera y de la señora Agustina Santiago de Marshall. Su posición en la política por entonces era difícil, se le relacionaba como integrante de la clase privilegiada en la entidad por el porfiriato, pero gracias a la intervención del profesor Alfonso Caparroso y del coronel José Domingo Ramírez Garrido logró ser aceptado por los revolucionarios de La Chontalpa quienes le brindaron protección y gracias a su sagacidad se convirtió en uno de los principales asesores del general Carlos Greene Ramírez y posteriormente por su preparación magisterial y de abogado fue uno de los protagonistas en el gobierno del general Francisco J. Múgica quien hasta agosto de 1916 lo sostuvo como uno de sus principales colaboradores. Para entonces su biblioteca se había fortalecido y se consideraba una de las más importantes de Tabasco.

Múgica obedeciendo órdenes de Venustiano Carranza, Primer jefe del movimiento revolucionario constitucionalista, se separó del cargo de comandante militar y gobernador provisional del Estado de Tabasco y fue substituido en el cargo por el general Luis Felipe Domínguez Suárez, acérrimo rival de los revolucionarios de La Chontalpa y de los colaboradores de Francisco J, Múgica, Santamaría empezó a ser víctima de ataques difamatorios en la prensa dominguista en la que se le acusaba de robo de ganado, de haber colaborado con los enemigos de la revolución, por lo que no tuvo otra opción que partir hacia la Ciudad de México, encargando a su esposa Mercedes le enviara a la brevedad su más preciado tesoro: su biblioteca particular, desafortunadamente la embarcación que trasladaba la biblioteca hacia el Puerto de Veracruz quedó atrapada en una tormenta en el Golfo de México y naufragó perdiéndose de esta manera el valioso acervo.

En la ciudad de México Santamaría tuvo la oportunidad de formar dos bibliotecas más, la segunda la perdería cuando tuvo que salir del país a raíz de la persecución que en su contra ejerció el gobierno de Álvaro Obregón por oponerse a su reelección, la tercera la formaría en la década de los treinta del siglo pasado, pero en 1942 la situación económica tan apremiante en que vivía lo obligó a vender la mayor parte de su acervo a la biblioteca central de la Universidad de California.  Posterior a este periodo de crisis económica y existencial recobró fuerzas y empezó de nuevo a fortalecer el acervo que no había vendido, para entonces era miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y de la Aliance Scientifique UniverseI de París,[13] de la Sociedad Científica Antonio Alzate, y miembro honorario de diversas agrupaciones obreras donde se ganó mucha simpatía entre las clases populares en las que encontró numerosos oyentes que se deleitaban con sus discursos y charlas.

En 1946 fue postulado como candidato al Gobierno de Tabasco del que tomó posesión el primero de enero de 1947. La obra realizada durante su administración fue modesta, dado el exiguo presupuesto del Estado. Se preocupó principalmente por la construcción de escuelas, dejando un número significativo funcionando y un número considerable por concluir. Durante su administración promovió el fortalecimiento del Instituto Juárez y de la biblioteca José Martí a la que le guardó un profundo afecto a tal grado que para asegurar su protección y evitar su saqueo la incorporó al Instituto Juárez.

Fue durante esta época que se le designa miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y también el periodo donde logra adquirir gran parte del material que integró a su biblioteca, la cual al final de su vida donó a la naciente Universidad Juárez de Tabasco, siendo confinada en la biblioteca José Martí y es hasta ahora con el Licenciado Guillermo Narváez Osorio rector de la UJAT que la valiosa biblioteca ha vuelto a ser objeto de atención; ahora se ubica en las instalaciones del Instituto Juárez donde se formó profesionalmente su donador.

Con la recuperación, conservación y resguardo de la biblioteca en el Instituto Juárez quienes son estudiosos apasionados de la lexicografía, la historia de México y en particular de la historia de Tabasco, tienen ahora la oportunidad de consultarla de manera digital para desarrollar sus investigaciones, intercambiar ideas con el maestro Santamaría y de acercarse a su personalidad, pues como acertadamente afirmó Walter Benjamín los libros que atesora una persona permiten conocer  muchas cosas, hábitos y pasiones de ella: sus gustos, sus costumbres,  los libros que conservó y los que desechó, los que leyó y los que decidió no leer, todos ellos dicen algo acerca de quién era el personaje.[14]

Santamaría disfrutaba la palabra escrita, la palabra impresa, la palabra encuadernada. Era un apasionado de los libros y le encantaban su materialidad, su pervivencia, su procedencia. En este sentido, el maestro Santamaría reencarna lo que Tymothy W. Rayback, refiere sobre el coleccionista sagaz,

“[…] podía leer en un libro como un fisonomista sabe describir la esencia del carácter de una persona a partir de sus rasgos físicos, años y lugares de edición, formatos, anteriores propietarios, tipos de encuadernación. Todos estos elementos le deben hablar no sólo por la árida desnudez del dato sino también por la forma en que armonizan entre sí, de manera que quizá solo al morir el coleccionista puede ser comprendido.”[15] 

En otros términos, se puede decir que Santamaría siempre fue consciente que las bibliotecas que formó eran espacios imposibles de ser completados, persiguiendo siempre por lo que en ellas faltaba y no por lo que incluían. Padeció en múltiples ocasiones el carácter frágil de sus acervos, los cuales mientras eran más abundantes, más le señalaban que pudieran existir otros libros que se escapaban. Francisco J. Santamaría falleció en la ciudad y puerto de Veracruz el 1º de marzo de 1963.

La oportunidad de adéntranos en ese mundo maravilloso contenido en esta colección bibliográfica, está ahora, más que nunca a nuestro alcance, ahora en formato digital y permite su consulta sin obstáculo alguno de tiempo y lugar, de esta manera, el uso mínimo del acervo original se encuentra asegurado evitando la posibilidad de causarle daño o deterioro físico.

 


[1] Francisco J. Santamaría, Memorias, acotaciones y pasatiempos, México, Consejo editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, vol. 7, 1981. 

[2] Idem.

[3] Biblos. Boletín semanal de información bibliográfica publicado por la Biblioteca Nacional, México, núm. 171, 1922. 

[4] Francisco J. Santamaría, Memorias, acotaciones y […], vol. 14, 1981.

[5] Héctor Valencia Reyes, “La participación del Instituto Juárez de Tabasco en los festejos del Centenario Juárez”, en Praxis Histórica, revista de historia y ciencias sociales, Tabasco, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, año 1, núm. 1, (enero-abril), 2007.

[6] Periódico Oficial del Gobierno del estado de Tabasco de febrero y septiembre de 1907. [En adelante POGET].

[7] La tesis está dedicada a su madre de la manera siguiente. “Para mi madre como prueba de mi profundo amor y de mi gratitud por sus sacrificios inmensos en bien mío”, en Francisco J. Santamaría, Bibliografía general de Tabasco, Tabasco, publicaciones del Gobierno del Estado de Tabasco, vol. 2, 1949.

[8] Idem.

[9] Biblos. Boletín semanal de información bibliográfica […] Op cit.

[10] POGET, mayo de 1911.

[11] POGET, agosto de 1911.

[12] POGET, enero de 1913.

[13] Biblos. Boletín semanal de información bibliográfica […] Op cit.

[14] Beatriz Sarlo, “El saber del coleccionista”, en Quadranti, rivista internazionale di filosofía ontemporánea, Salerno, Italia, Edizioni il Sapere srl., vol. 1, núm. 1, 2018.

[15] Francisco J. Santamaría, Memorias, acotaciones y pasatiempos, México, Consejo editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, vol. 7, 1981.